Sergio García fue el último jugador en abandonar el putting green del Olympic Club pocas horas antes de que la pelota eche a rodar en el US Open 2012. Cerró la sesión de prácticas en el último partido. Salió a jugar solo, relajado, probando cada golpe, meticuloso, siempre bajo la atenta mirada y compañía de su caddie, Gary Matthews, su hermano Víctor y su cuñado Pablo Hernández.
Sergio jugó diez hoyos (del 1 al 9 y el 18 de ‘regalo’) con el objetivo de mantener las buenas sensaciones que arrastra desde el torneo de Suecia. Se puede decir, después de compartir algunos hoyos a pie de campo, que el de Castellón está preparado para el asalto al segundo major de la temporada. “Ha sido una buena semana de entrenamientos. Quizá ayer le pegué mejor a la bola que hoy, pero en líneas generales la cosa ha ido bien. Eso sí, cuando empiece el torneo todo es distinto, el campo se jugará de otra manera y siempre hay un poco de presión extra, así que ya veremos”, comentó el de Borriol en declaraciones en exclusiva para la Federación de Golf de la Comunidad Valenciana.
García estuvo algo más de media hora en el putting green antes de finalizar su entrenamiento cerca de las ocho de la tarde en San Francisco (cuatro de la madrugada en España). Las sensaciones son positivas. Sale convencido de que puede hacer algo bueno. Después, el campo, como siempre, dictará sentencia.
Sergio arranca el US Open este jueves en el turno de tarde, 22:40 hora española. Tiene partido de campanillas, como no podía ser de otra manera. Juega junto a Jim Furyk y Graeme McDowell, dos ganadores de US Open cuyo juego se caracteriza, precisamente, por no regalar un golpe al campo. Es golf de supervivencia, una de las claves para mantenerse con vida en este grande. “La clave esta semana será la paciencia. Un resultado de par aquí siempre es bueno”, señala.
García afronta con todas las opciones este US Open. En el olvido ha quedado aquel Sergio que dejaba Augusta con la frustración por bandera.