Hemos podido saber que Sergio García está pudiendo entrenar en Austin, Texas. Al parecer, las restricciones no son igual de severas en toda la geografía norteamericana, y el golfista de Borriol aprovecha para seguir puliendo su swing unas cuantas veces por semana si se lo permite Enzo, su segundo hijo.
Después de haber ganado la Ryder Cup en Francia en 2018 y convertirse en el mayor puntuador histórico de esta competición con 25,5 puntos, Sergio García hablaba sobre la próxima edición de 2020 en suelo norteamericano, más concretamente en Straits course, en Whistling Straits, Haven, Wisconsin.
Comentaba que, evidentemente, para los europeos jugar en Estados Unidos sin público es lo ideal. Reconocía que los norteamericanos son siempre muy ruidosos y no respetan en muchas ocasiones a los jugadores de la armada europea. Pero Sergio tiene claro que la Ryder es espectáculo, es garra, es saber encajar los golpes y también es una fiesta, y una fiesta sin público, deja de serlo.
Todos los que amamos este deporte recordamos los “oes” en las gradas cada vez que algún jugador calentaba haciendo pequeños swines en su rutina en el tee del 1 en cada jornada de competición.
Una Ryder sin público -comentaba Sergio- sería extraña, no tendría ese espíritu. En un torneo del circuito regular lo puedes entender y lo encajas. En cierto modo, Sergio tiene razón, este es el torneo continental más importante del mundo y jamás hemos visto una grada vacía sin colores azules y rojiblancos. Por eso reconoce que no quiere una Ryder Cup sin público aunque les venga bien.